¿Sacas partido a todas las ideas que se te ocurren? Puedes aprender a gestionar las buenas ideas que tienes. No recuerdo dónde leí hace tiempo, que el cerebro humano es capaz de generar 10.000 ideas por minuto. Muchas de ellas seguro que son ideas geniales, pero nos enfrentamos al problema de que en el día a día, no sabemos gestionar esa fuente de generación de ideas y caen fácilmente en el olvido. Sin duda habrás experimentado alguna vez la situación de haber leído una información en internet o en la prensa, que ha dado pie a una gran idea o que te podría haber solucionado algún problema, pero has olvidado la fuente donde lo viste, y has perdido datos importantes o el sentido de la idea. O incluso seguro que te ha ocurrido que has olvidado completamente la idea porque estabas inmerso en un asunto urgente o algo similar. Si pudieras recuperar la fuente de información te sería muy útil. Es posible aprender a gestionar estas situaciones llevando a cabo un sistema de archivo de ideas. El archivo de ideas se utiliza para captar toda la información que, aunque no nos sea de utilidad en ese momento, pueda serlo en el futuro. Miguel Angel, Thomas Edison y Mark Twain, fueron algunos de los genios del pasado que emplearon esta técnica de archivo de ideas.
Adopta el hábito de guardar las ideas y la información en tarjetas de bolsillo. Escribe en cada tarjeta un tema solamente y asígnale un título descriptivo. Después archívalo en algún lugar que permita recuperarlo fácilmente. Elabora un pequeño archivador de ideas para gestionarlo eficazmente. Si te viene alguna idea mientras estás leyendo o consultando en Internet, asegúrate de anotar la fuente de la idea en la tarjeta, en previsión de poder necesitarla. Registra las ideas surgidas en conversaciones con otras personas, anotando el nombre de dicha persona que te haya proporcionado la información.
Anota las decisiones que hayas tomado y las medidas de acción emprendidas, y si han sido positivas o negativas, y por qué. de esta manera, cuando te encuentras en una situación similar en un futuro, dispondrás de los datos concretos para evaluar las alternativas.
Etiqueta las separaciones de tu archivador con encabezamientos distintos, que te ayuden a dirigirte directamente hacia el tipo de información que necesitas. Al utilizar un archivador, se facilita la recuperación de la información, en mayor medida que si la anotáramos en un cuaderno.
Todos estos procedimientos requieren muy poca inversión de tiempo. Tomar notas requiere menos tiempo que intentar fijar temas en la memoria, o que investigar, buscar, o preguntar. Tus notas escritas se convertirán en tu propia fuente de sabiduría y de información con la que trabajar cuando lo necesites.
Mantener un archivo de ideas activo, puede ayudarte a que tus buenas ideas no se pierdan en la vorágine del día a día.
¡El cerebro es capaz de tener más ideas que el número de átomos que hay en el universo conocido! (Fuente: Tony Buzan, Head Strong 2001).
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