A la mayor parte de las personas les ocurre que no consiguen las cosas que desean. Tenemos proyectos, ideas y sueños, que, por algún motivo, para nosotros son irrealizables. Sin embargo hay un porcentaje reducido que sí logran muchas cosas de las que se proponen. Ven cumplirse muchos de sus sueños.
¿Qué diferencia hay entre unos y otros? Contrariamente a lo que solemos pensar, no se trata de una cuestión de inteligencia, ni de preparación, ni de conocimientos. Tampoco se trata de un tema de dinero, por mucho que tendamos a pensar «ése lo ha podido hacer porque tiene pasta».
Todos conocemos casos de personas sin demasiadas luces que consiguen realizar sus metas. Y por el contrario, personas de gran inteligencia que fracasan en casi todo. De la misma forma, existen personas sin educación, formación, ni conocimientos, que logran sus metas; mientras que hay catedráticos arruinados. Y también muchas personas logran el éxito en la vida sin poseer ningún recurso económico en sus inicios, mientras que millonarios no ven cumplidos ninguno de sus sueños.
Por lo tanto, podemos deducir de todo esto que el éxito no tiene relación directa con estas cosas. Si son características muy útiles para la ecuación del éxito, pero no son lo fundamental, ninguna de ellas son el cimiento necesario.
En cambio, hay otra serie de características que sí poseen las personas que obtienen el premio de éxito, características que la mayoría de ellas poseen. Por lo tanto, si lo que pretendemos es la consecución de nuestros sueños y alcanzar el éxito en la vida, deberíamos fijarnos en las cosas que tienen en común las personas de éxito y tratar de tenerlas nosotros también, adquirirlas, ejercitarlas y manejarlas con destreza. Y olvidarnos de las otras características que no conducen al éxito, a pesar de que nuestra cultura nos empuja a creer que las necesitamos.
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