Las personas tendemos a acomodarnos a nuestra situación, por mala que sea. Normalizamos situaciones que nos perjudican y las perpetuamos. Nos acostumbramos a una cultura tóxica y a una forma de pensar que nos estanca y nos daña; conduciéndonos a un estado de insatisfacción y a la infelicidad. Establecemos nuestra zona de confort en lugares muy inadecuados porque olvidamos que no nos gustan y que nos perjudican, aceptando una mala situación conocida ante el miedo de una peor por conocer. ¿Por qué nos negamos a cambiar? ¿Tenemos miedo al cambio?
En realidad no tenemos miedo al cambio en sí mismo, sino que tenemos miedo a que lo que venga después del cambio sea peor. Si nos ofrecen cambiar y nos aseguran una situación mejor tras el cambio, nadie tenemos ninguna duda en cambiar. Es la incertidumbre lo que nos da miedo. Y el temor a perder algo de lo que ya tenemos.
El gran problema es que, por miedo, nos estancamos en situaciones de insatisfacción y de estrés, y las aceptamos como normales y nos acomodamos hasta que dejamos de ser conscientes de ellas. Las personas tenemos un bloqueo emocional inconsciente, nuestra mente trata de protegernos de aquello que interpreta como amenaza; incluso si se trata de cambios que conscientemente deseamos, nuestra mente inconsciente provoca que nos auto saboteemos y nos frena. Existen una serie de creencias profundas en nuestra mente, de valores y construcciones mentales que chocan con nuestro deseo racional de cambio. La única forma de evitarlo es detectarlas y tomar consciencia de ello.
Ante la perspectiva de un cambio, surge un miedo inconsciente a perder algo de lo que ya tenemos, de que la vida que nos hemos construido se tambalee, y esto ocurre porque nos apegamos a las cosas y a veces les damos un valor que no tienen. A veces también ocurre que otras personas se posicionan negativamente y nos contaminan. Cuando preguntamos opinión acerca de un cambio es muy frecuente que nos desaconsejen cambiar por diversos motivos: porque desconocen nuestra situación o la interpretan, porque quieren sobreprotegernos ante cualquier amenaza o incertidumbre, e incluso hay personas que son fanáticas contra los cambios porque necesitan estabilidad, comodidad y organización; y nos darán un «no» a cualquier cambio, sea el que sea.
En los tiempo en los que vivimos, se hace necesario perder el miedo al cambio y desarrollar capacidad de cambio. En el siglo pasado vivíamos en entornos estables y seguros, bastaba con gestionar las situaciones, pero ahora vivimos en una época de cambios continuos, cambios que debemos afrontar como líderes de nuestra propia vida y no como simples gestores. Ahora los profesionales que tienen éxito son aquellos que saben gestionar los cambios de forma proactiva, aquellos que son capaces de prosperar en contextos no previstos.
Para vencer la auto resistencia al cambio, necesitamos informarnos, entender los beneficios del cambio, y analizar que lo que perdemos si no cambiamos, es mayor que lo que perdemos si cambiamos.
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